Estaba fumando, no le importaba si yo estaba ahí o no. Tenia exactamente nueve años menos. El espacio era poco, suficiente para el humo y tus palabras sin sonido. Tan grande como una cocina de departamento.
Te dije que te amaba, ¿te acordas? Me miraste y hablaste dejando el cigarrillo a un lado, devolviendo el humo. Pero no dijiste nada.
Habrán pasado menos de cinco años mas para darme cuenta que el miedo al silencio, a lo que no se dice, al olor del cigarrillo, a no sentir, a que tu vieja no te demuestre nada.. vino de ahí.
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Si no cumplis con eso retirate.
Saludos, Lucía.